martes, 8 de junio de 2010

La víspera

No sé porque le puse ese nombre, lo que puedo decir es que escribí este poemita durante un período muy especial de mi vida, en el que estaba haciendo una revisión muy profunda de mi vida hasta el momento, puedo decir que esa época ya pasó y ahora navego por aguas más calmas.

Millares de partículas de arena,
ríos que ignoran el reposo, nieve
más delicada que la sombra, leve,
de una hoja, la serena márgen del mar.
La momentánea espuma,
los antiguos caminos del bisonte
y de la flecha fiel, un horizonte
el de otro, los tabacales y la bruma,
la cumbre, los tranquilos minerales,
el Orinoco, el intrincado juego
que urden la tierra, el aire, el agua, el fuego,
la lengua de sumisos animales
apartarán tu mano de la mía
pero también la noche, el alba, el día.

Esto tal vez sea de lo más luminoso que escribí en esa época, de duras cavilaciones sobre mi condición humana, en las que elegí la reclusión terapéutica para alejarme de malas experiencias, que solo son un recuerdo y me han servido para crecer cada día más en libertad. De la única que manera que conozco, atravesando el dolor.

Gracias en gran parte a mis amigos, continúo vivo y feliz, con muuuchas ganas de seguir hacia adelante.